sábado, 8 de noviembre de 2014


LEYENDA EL AMIGO.

Pues bien, esto se reduce en lo siguiente y esto que suena a leyenda se llama el amigo. Si el tiempo pudiera escribir su propia historia un fragmento de mi vida sería un suspiro, estaba entrada la noche y las luces en penumbra del pueblo se iban perdiendo a lo lejos y de compañía solo tenía el aullido de unos cuantos perros. El viento silbaba entre los arboles haciéndoles caricias a las hojas y acompañando mi caminar, fue quedando la luz a lo lejos del pueblo y yo seguía la vereda del camino, adelante de mi cuando seguía avanzando sentados sobre una roca se empezó a dibujar la silueta de un alguien que al pasar me dijo: -Hey amigo, sorprendido aminore mi paso y volteé discretamente, y le dije: -Buenas noches amigo, -Que rumbo llevas me pregunto, yo le dije: -Al rancho vecino, -pues bien es mi camino, también asintió y lo invite a seguir conmigo, agarro su alforja porque parecía más bien que sabía montar a caballo y es lo que lo que lo acompañaba y un morral que en su mano tomo del suelo y camino hacia mí.
Empezamos a caminar y disfrutamos la noche estrellada hablando de mil y un cosas que se nos venían a la mente el pueblo se quedó a la distancia y solamente nos acompañaba la oscuridad de la noche. Pasamos las veradas de las siembras y empezamos a ascender en las herrerías, en los cerros pedregosos, donde sacaban piedras para quemar con lumbre con leña y producir cal. Seguíamos avanzando y seguíamos platicando y nuestros temas no se agotaban, de repente me paro en alto y me dijo: -¿Tienes sed?, le dije: -Si, tanto hablar me ha despertado la sed, -pues bien espera, abrió su alforja y saco dos cervezas y no estaban calientes lo cual me extrañe, la tome yo no oía ruido de algún hielo o alguna cosa que acompañara las bebidas, destapamos, dijimos salud y seguimos caminando, pues bien ni el ruido tintineo de los envases se oían y seguimos caminando y seguimos hablando. Se terminaron las cervezas en la plática y dejamos los envases a la veda del camino, llegamos al paraje del tecorral, conocido por el ganado que se paraba en las siembras y cuando se distribuía el ganado en uno y otro lado de acuerdo con la temporada de lluvias, había tres hermosas amates que se distinguían bien aun en la oscuridad de la noche y le dije: - Sentémonos un momento que ya el cansancio me apremia, me contesto: -Esta bien, si así lo quieres, seguimos platicando y me convido otra cerveza y dijimos: -Salud y seguimos platicando a flor del tema de la edad y mi cuerpo ya entrado en años le relato mis orígenes de campesino, mi María que me esperaba con el café encendido y los frijoles de olla que aguardaban hirviendo en los tizones encendidos, mis muchachos dormidos y mi hermosa pequeña aun lado arropada en una esquina del cuarto, solo sonreía nunca le vi la cara, solamente asentía con la cabeza y su ropa oscura y su sombrero echado discretamente sobre sus ojos, de momento se paró y me dijo continuemos que se hace tarde para mí, temprano para ti, porque la luz de un nuevo amanecer viene y llegamos a la incinera y pasamos la incinera y entramos a la última parte del camino antes del rancho donde iba y nada más se oía el viento al pasar entre las hojas de los oyameles como silbaban, cual viento entre los arboles de pino y antes de entrar en la cercanía del rancho me dijo yo aquí me desvió que tengas buena vida mi amigo, eso me dijo, y me detuve y lo volteé cuando él se giraba tocando su espalda y su gabán negriso, su ala de sombrero ancho y su silueta de fondo y le dije: -igualmente, que tengas un buen camino mi amigo, se despidió y en el tramo de recta antes de la curvase se me acordó y me vino a la mente decirle Dios te bendiga mi amigo, al voltear y al distinguir todavía su silueta, sorpresa grande fue la mía, porque solo sus hombros y su gabán veía, mas no veía que tocaba el piso, se disolvió la silueta cuando dije: “Dios te bendiga, mi amigo”, en ese momento se me erizo la piel porque supe que la compañía de toda esa noche antes de llegar a mi destino, fue la compañía del amigo.



Integrantes:
Miryam Elizabeth Catillo Hidalgo.
María Fernanda Ramírez Román.


jueves, 6 de noviembre de 2014

"El Cerro De Atachi"

(Mito De Taxco)

Cuentan nuestros antepasados que Taxco siempre ha sido uno de los pueblos más religiosos, pero nunca faltan individuos, que tal vez por falta de moral o por ignorar los principios religiosos, ofenden a dios, quizás inducidos por el demonio, quien les promete bienestar y riquezas en abundancia. De hecho en un templo los taxqueños fueron víctimas de esas tentaciones, dejándose arrastrar a tal grado, que dios, en castigo y para desaparecerlos de este mundo, formó una gran tempestad en forma de una gran "culebra de agua", que amenazaba con estruendosa furia.
Al sentir el peligro, arrepentidos los habitantes se postraban, en la tierra haciendo cruces con los brazos y dedos, pidiendo clemencia del cielo, mientras que un anciano cura, a petición de los fieles, hacía uso de toda clase de reliquias para conjuntar tan escalofriante amenaza y cuéntese que postrado en tierra, al igual que todos los habitantes, rezando pedía a dios misericordia, tomando unas tijeras cortó a la culebra en dos partes y de inmediato se dejó de ver lo azul claro del cielo mientras los extremos, entre nubes borrosas y aires huracanados, caían las dos partes, de la mencionada culebra, habiendo caído la parte que comprende la cabeza en el centro del cerro de Atachi, y que como todos saben, se encuentra en la parte noroeste de la ciudad, dejando escapar a su vez, fuertes torrentes de agua que arrasaban todo a su paso convirtiéndolo en escombros.
Al darse cuenta el anciano sacerdote de lo que había hecho la anterior hazaña, vuelve a hacer un acto de fe para enmendarla: de la pendiente de una roca brotaba el agua por un pequeño hoyo, y no sin antes bendecir el lugar, cogió una piedra de metate que se encontraba en un lugar mal puesta, para taparlo haciendo prometer a sus habitantes no volver a ofender a dios impunemente y en caso de hacerlo, que la misma agua quitara dicho tapón para arrasar la ciudad, con todas sus riquezas y habitantes.
La otra parte que comprende la cola, fue arrastrada y sepultada a su vez en el misterioso cerro del gigante, ubicado frente a la cascada de Cacalotenango, localizándose en dicho cerro la roca en forma de silla, y que se denomina la silla del diablo.

En la actualidad, en la punta del cerro, un poco arriba de la "silla del diablo", los pobladores y gente piadosa, colocaron una cruz efecto de protegerse y no ser víctimas del encanto, o que algún día se lleguen a unir las dos partes de la antes referida culebra provocando la inundación de Taxco.




Nota de voz 017.m4a


Jeider Layaim Aguillón Martínez
Cesar Antonio Bailón Segura
Viridiana Nava López
LEYENDA EL AMIGO.
Pues bien, esto se reduce en lo siguiente y esto que suena a leyenda se llama el amigo. Si el tiempo pudiera escribir su propia historia un fragmento de mi vida sería un suspiro, estaba entrada la noche y las luces en penumbra del pueblo se iban perdiendo a lo lejos y de compañía solo tenía el aullido de unos cuantos perros. El viento silbaba entre los arboles haciéndoles caricias a las hojas y acompañando mi caminar, fue quedando la luz a lo lejos del pueblo y yo seguía la vereda del camino, adelante de mi cuando seguía avanzando sentados sobre una roca se empezó a dibujar la silueta de un alguien que al pasar me dijo: -Hey amigo, sorprendido aminore mi paso y volteé discretamente, y le dije: -Buenas noches amigo, -Que rumbo llevas me pregunto, yo le dije: -Al rancho vecino, -pues bien es mi camino, también asintió y lo invite a seguir conmigo, agarro su alforja porque parecía más bien que sabía montar a caballo y es lo que lo que lo acompañaba y un morral que en su mano tomo del suelo y camino hacia mí.
Empezamos a caminar y disfrutamos la noche estrellada hablando de mil y un cosas que se nos venían a la mente el pueblo se quedó a la distancia y solamente nos acompañaba la oscuridad de la noche. Pasamos las veradas de las siembras y empezamos a ascender en las herrerías, en los cerros pedregosos, donde sacaban piedras para quemar con lumbre con leña y producir cal. Seguíamos avanzando y seguíamos platicando y nuestros temas no se agotaban, de repente me paro en alto y me dijo: -¿Tienes sed?, le dije: -Si, tanto hablar me ha despertado la sed, -pues bien espera, abrió su alforja y saco dos cervezas y no estaban calientes lo cual me extrañe, la tome yo no oía ruido de algún hielo o alguna cosa que acompañara las bebidas, destapamos, dijimos salud y seguimos caminando, pues bien ni el ruido tintineo de los envases se oían y seguimos caminando y seguimos hablando. Se terminaron las cervezas en la plática y dejamos los envases a la veda del camino, llegamos al paraje del tecorral, conocido por el ganado que se paraba en las siembras y cuando se distribuía el ganado en uno y otro lado de acuerdo con la temporada de lluvias, había tres hermosas amates que se distinguían bien aun en la oscuridad de la noche y le dije: - Sentémonos un momento que ya el cansancio me apremia, me contesto: -Esta bien, si así lo quieres, seguimos platicando y me convido otra cerveza y dijimos: -Salud y seguimos platicando a flor del tema de la edad y mi cuerpo ya entrado en años le relato mis orígenes de campesino, mi María que me esperaba con el café encendido y los frijoles de olla que aguardaban hirviendo en los tizones encendidos, mis muchachos dormidos y mi hermosa pequeña aun lado arropada en una esquina del cuarto, solo sonreía nunca le vi la cara, solamente asentía con la cabeza y su ropa oscura y su sombrero echado discretamente sobre sus ojos, de momento se paró y me dijo continuemos que se hace tarde para mí, temprano para ti, porque la luz de un nuevo amanecer viene y llegamos a la incinera y pasamos la incinera y entramos a la última parte del camino antes del rancho donde iba y nada más se oía el viento al pasar entre las hojas de los oyameles como silbaban, cual viento entre los arboles de pino y antes de entrar en la cercanía del rancho me dijo yo aquí me desvió que tengas buena vida mi amigo, eso me dijo, y me detuve y lo volteé cuando él se giraba tocando su espalda y su gabán negriso, su ala de sombrero ancho y su silueta de fondo y le dije: -igualmente, que tengas un buen camino mi amigo, se despidió y en el tramo de recta antes de la curvase se me acordó y me vino a la mente decirle Dios te bendiga mi amigo, al voltear y al distinguir todavía su silueta, sorpresa grande fue la mía, porque solo sus hombros y su gabán veía, mas no veía que tocaba el piso, se disolvió la silueta cuando dije: “Dios te bendiga, mi amigo”, en ese momento se me erizo la piel porque supe que la compañía de toda esa noche antes de llegar a mi destino, fue la compañía del amigo.









Integrantes:
Miryam Elizabeth Castillo Hidalgo.
María Fernanda Ramírez Román.



ELABORO:
  • JULIO CESAR SOTO SERVIN.
  • YEIMI ALONDRA HERRERA PAULA.

LEYENDA DE LA TECAMPANA

Durante el periodo del Reino Azteca, las fuerzas del emperador Atzayacatl, llevaron sus armas hacia el sur del país, tomando posesión de las poblaciones de Chinautla, Teloloapan, Oxtoman y Alahixtlan que sufrieron el incendio al sucumbir quedando como tributarios del Reino.

Las tropas belicosas retornaron a Tenochtitlan con suficiente número de prisioneros y valioso botín. Y en Mexicapan, pueblo contiguo a Teloloapan y entonces capital del reino del mismo nombre, los indios pelearon heroicamente sin ceder a los conquistadores aztecas ni un palmo de terreno.

Una nueva expedición volvió a Mexicapan con mayor número de soldados a pertrechos, eran algunos jóvenes de la nobleza Tenechca y entre ellos el temible, valeroso y apuesto Príncipe Tecampa.

Las tropas se acuartelaron en Teloloapan y enviaron emisarios al reino de Mexicapan, no aceptaron la proposición poniéndoles la paz al firmar su adhesión al Reino Azteca; el Rey, los Guerreros y los Nobles resolvieron combatir hasta sucumbir antes que sujetarse a la esclavitud de Atzayacatl.

Los combates fueron diarios y reñidos, día y noche pelearon con bravura, el cauce de los combatientes y en sus orillas se amontonaban los cadáveres para resguardarse tras ellos.

Los Aztecas pusieron riguroso sitio a Mexicapan, aprovechándose de los ricos manantiales del “Coporito” y “Xuxitla”, cuyas limpias aguas surtían a la ciudad de Mexicapan; cortada la tubería de barro del precioso líquido, empezó a escasearse y era preciso ir a los manantiales a tomar el agua en cantaros y las mujeres, los ancianos y los niños, perecían en estas ocasiones o eran arrebatados por enemigos y en los hogares bebían el agua con sangre de los suyos.

El Rey, valeroso, atacó a sus enemigos, avanzando terreno para decidir su suerte y la de sus súbditos y cayó en poder de los Mexicas, quienes le conservaron para llevarlo a Huitzilopoxtli como ofrenda propiciatoria junto con los demás prisioneros.

El combate continuó reñido, ardoroso por ambas partes y a pocas horas abriéndose paso entre las multitudes combatientes, un grupo de matronas custodiaban una silla de mano, la cual llevaba cubierta con ricos y vistosos mantos a una bella princesa, hija única del rey prisionero, el conquistador señala implorar la libertad de su padre.

El Príncipe Tecampa encantado por la armoniosa voz de la joven, pidió la descubrieran para atender sus ruegos y cautivado por el conjunto de belleza de la exquisita “Na”, cayó de hinojo a sus pies y dio libertad al regio prisionero, pactaron alianza los enemigos y Tecampa como único premio a su conducta, solicitó la mano de la cautivadora “Na”.

Recibió la noticia que al pretender coger al Príncipe en una emboscada, éste se había echado a las caudalosas aguas del Río Lerma, No derramó abundantes lágrimas y por muchos meses careció de noticias, terrible pesar, onda tristeza marchitó prematuramente su juventud y su belleza, sin que el cariño de sus padres, de sus amistades y de sus familiares pudieran hacerla recobrar alegría y tranquilidad perdidas en un día lluvioso.

Na la afligida princesita, digna prometida del valeroso Tecampa, cerró para siempre sus velados ojos. El delicado cuerpecito de la Bella Durmiente de Mexicapan, envuelto en ricos paños fue depositado en amplia caverna, convertida en capilla ardiente, muchos días desnudo de los cuales fue cerrada la entrada con una piedra labrada.

Meses después se recibió la noticia de la convalecencia de Tecampa y de su próximo viaje, para efectuar un matrimonio, y acompañado de sus padres y algunos personajes de la Capital Azteca, se presentó a los Reyes de Mexicapan.

Profundo silencio invadió el palacio… un vago perfume de jazmines, rosas, lirios, cempasúchiles e incienso, se percibe en el ambiente, haciendo presentir la ausencia de su dulce y amorosa dueña.

Nunca un corazón enamorado ha sufrido tan cruel sorpresa como el de Tecampa, quien entregado a su dolor permaneció en la mansión de “Na” frente al tumulto ornado de coronas y ramos de flores ya secas.

Tecampa amontonó peñas sobre el sepulcro de su amada y al pretender despedirse, dejando muchas lágrimas y flores sacudidas del suelo, ruidos subterráneos, estruendosos, abrieron hendiduras facilitando la entrada a la caverna.

Los dioses de sus mayores, los unieron allí colocando enormes peñascos erguidos, sonidos argentinos que halagan el oído, pregonan por todos los rumbos la fidelidad, el amor, la felicidad de los enamorados soñadores, y la cautivadora belleza de las más hermosas de las princesas indias, de grandes ojos velados por pestañas tan negras con las alas del cuervo.






LA LEYENDA: "LOS CHANTES EMPAREDONADOS"


Aproximadamente en el año de 1939 se inició la construcción de la carretera de Iguala a Altamirano edificada por el ingeniero Rubén Figueroa Figueroa, habiendo tantas versiones de la historia que cuentan, se dice que en el pueblo Santo niño hubo necesidad de edificar un puente para poder pasar la carretera, pero los constructores en el día construían el puente y por la madrugada su obra era derribada. Así paso muchas veces, hasta que un hombre se presentó y hablo con los responsables de la obra, y este hombre les dijo que si querían que dejara pasar la carretera por el puente tenía que entregarle un promedio de almas. Entonces estos hombres hicieron el compromiso  de entregarle las almas que él quería y aprovechando que habían unas personas desconocidas, que no eran del pueblo, si no que venían de Toluca vendiendo muchas cosas que llevaban cargando en un huacal en sus espaldas donde vendían ollas, cazuelas, jarros, dulces, petróleo y canela lo que al día de hoy se les llama comerciantes les llamaban chantes y al ver que ellos no eran del pueblo los invitaron a tomar bebidas alcohólicas, ya estando ellos tomados fueron metidos enparedonados en unos muros de piedra para que el puente fuera edificado y fue así como el espíritu del mal que conocemos como Satanás dejo pasar la carretera y edificar el puente. Los moradores de ese puente hasta el día de hoy dicen que escuchan las voces de esos hombres que están enparedonados en esas columnas de piedra del puente  y se dice que cuando el rio crece las palabras de esos hombres claman diciendo: “atráncate compañero”.
Elaboro:
Gerardo Rosendo Miranda
Julian Salgado Santos
Erick Javier Castañeda Delgado
Sinuhe Romero Castillo



MITO:
LOS CHANES O CHANEQUES.

La ciudad de Arcelia se encuentra enclavada en la región conocida como Tierra Caliente, en el Estado de Guerrero.
En los pueblos que la rodean y en Arcelia misma, el mito popular, que se transmite de boca en boca desde tiempos inmemoriales, lleva por nombre "Los Chaneques" o "los Chanes".
Cuentan los pobladores que han visto o sentido la presencia de duendecillos muy traviesos, asociados generalmente con lagos, lagunas, pozos y presas o con todo otro lugar donde haya agua.
Se dice que los duendecillos son muy alegres y que siempre se encuentran de buen humor y que se esconden de la vista de los humanos, pero cuando algún intruso los molesta el lugar donde estén reunidos aun sin quererlo, los duendecillos le causan diversos males, como calenturas, resfriados y dolores de cabeza. Una vez que el intruso contrajo el mal causado por los duendecillos, no habrá ninguna manera de aliviarse, la única forma de deshacerse del hechizo o mal será de ponerse a halagar a los Chanes o Chaneques llevándoles mole rojo o verde con tamales nejos (de ceniza) al lugar donde sintió su presencia o los vio reunidos, y que se ponga a bailar un son de la región Arceliana para divertirlos y así obtener el perdón y liberarse del mal que padece.
Así que si de casualidad usted pasa por Arcelia, Guerrero, y ve a alguien bailando solo, cerca de un río, arroyo o lago, ya sabrá que esa persona está complaciendo a los Chanes o Chaneques para que lo liberen de la fiebre, calentura o dolor de cabeza que ningún doctor podrá curar.
CONSEJO: Si va a bañarse a Arcelia o sus alrededores, haga mucho ruido o lleve un radio encendido para que los duendecillos lo oigan de lejos y se cambien a un lugar más tranquilo para ellos y usted se bañe sin problemas.

Elaboro:
Gerardo Rosendo Miranda
Julian Salgado Santos
Erick Javier Castañeda Delgado
Sinuhe Romero Castillo
LEYENDA DE LA TECAMPANA

Durante el periodo del Reino Azteca, las fuerzas del emperador Atzayacatl, llevaron sus armas hacia el sur del país, tomando posesión de las poblaciones de Chinautla, Teloloapan, Oxtoman y Alahixtlan que sufrieron el incendio al sucumbir quedando como tributarios del Reino.

Las tropas belicosas retornaron a Tenochtitlan con suficiente número de prisioneros y valioso botín. Y en Mexicapan, pueblo contiguo a Teloloapan y entonces capital del reino del mismo nombre, los indios pelearon heroicamente sin ceder a los conquistadores aztecas ni un palmo de terreno.

Una nueva expedición volvió a Mexicapan con mayor número de soldados a pertrechos, eran algunos jóvenes de la nobleza Tenechca y entre ellos el temible, valeroso y apuesto Príncipe Tecampa.

Las tropas se acuartelaron en Teloloapan y enviaron emisarios al reino de Mexicapan, no aceptaron la proposición poniéndoles la paz al firmar su adhesión al Reino Azteca; el Rey, los Guerreros y los Nobles resolvieron combatir hasta sucumbir antes que sujetarse a la esclavitud de Atzayacatl.

Los combates fueron diarios y reñidos, día y noche pelearon con bravura, el cauce de los combatientes y en sus orillas se amontonaban los cadáveres para resguardarse tras ellos.

Los Aztecas pusieron riguroso sitio a Mexicapan, aprovechándose de los ricos manantiales del “Coporito” y “Xuxitla”, cuyas limpias aguas surtían a la ciudad de Mexicapan; cortada la tubería de barro del precioso líquido, empezó a escasearse y era preciso ir a los manantiales a tomar el agua en cantaros y las mujeres, los ancianos y los niños, perecían en estas ocasiones o eran arrebatados por enemigos y en los hogares bebían el agua con sangre de los suyos.

El Rey, valeroso, atacó a sus enemigos, avanzando terreno para decidir su suerte y la de sus súbditos y cayó en poder de los Mexicas, quienes le conservaron para llevarlo a Huitzilopoxtli como ofrenda propiciatoria junto con los demás prisioneros.

El combate continuó reñido, ardoroso por ambas partes y a pocas horas abriéndose paso entre las multitudes combatientes, un grupo de matronas custodiaban una silla de mano, la cual llevaba cubierta con ricos y vistosos mantos a una bella princesa, hija única del rey prisionero, el conquistador señala implorar la libertad de su padre.

El Príncipe Tecampa encantado por la armoniosa voz de la joven, pidió la descubrieran para atender sus ruegos y cautivado por el conjunto de belleza de la exquisita “Na”, cayó de hinojo a sus pies y dio libertad al regio prisionero, pactaron alianza los enemigos y Tecampa como único premio a su conducta, solicitó la mano de la cautivadora “Na”.

Recibió la noticia que al pretender coger al Príncipe en una emboscada, éste se había echado a las caudalosas aguas del Río Lerma, No derramó abundantes lágrimas y por muchos meses careció de noticias, terrible pesar, onda tristeza marchitó prematuramente su juventud y su belleza, sin que el cariño de sus padres, de sus amistades y de sus familiares pudieran hacerla recobrar alegría y tranquilidad perdidas en un día lluvioso.

Na la afligida princesita, digna prometida del valeroso Tecampa, cerró para siempre sus velados ojos. El delicado cuerpecito de la Bella Durmiente de Mexicapan, envuelto en ricos paños fue depositado en amplia caverna, convertida en capilla ardiente, muchos días desnudo de los cuales fue cerrada la entrada con una piedra labrada.

Meses después se recibió la noticia de la convalecencia de Tecampa y de su próximo viaje, para efectuar un matrimonio, y acompañado de sus padres y algunos personajes de la Capital Azteca, se presentó a los Reyes de Mexicapan.

Profundo silencio invadió el palacio… un vago perfume de jazmines, rosas, lirios, cempasúchiles e incienso, se percibe en el ambiente, haciendo presentir la ausencia de su dulce y amorosa dueña.

Nunca un corazón enamorado ha sufrido tan cruel sorpresa como el de Tecampa, quien entregado a su dolor permaneció en la mansión de “Na” frente al tumulto ornado de coronas y ramos de flores ya secas.

Tecampa amontonó peñas sobre el sepulcro de su amada y al pretender despedirse, dejando muchas lágrimas y flores sacudidas del suelo, ruidos subterráneos, estruendosos, abrieron hendiduras facilitando la entrada a la caverna.

Los dioses de sus mayores, los unieron allí colocando enormes peñascos erguidos, sonidos argentinos que halagan el oído, pregonan por todos los rumbos la fidelidad, el amor, la felicidad de los enamorados soñadores, y la cautivadora belleza de las más hermosas de las princesas indias, de grandes ojos velados por pestañas tan negras con las alas del cuervo.


Por el viejo barrio de san juan


Por el año de 1900 caminaba por la calle el güero galán era perfecto en la ciudad, le decían el "güero galán" por galán y güero sus ,ojos zarcos perseguían  a una san juaneña guapa, alta, frondosa  de pelo largo, morena de ojos prietos y con una andar de reina la llamaban "la juanota" el güero andaba loco por ella pero ella tenía marido, no supo cómo paso pero corresponder al amor fue difícil pero sus dos locos corazones se unieron a la pasión tal vez se refugiaron en la sombra de la luna y un lecho de arena, el caudaloso rio san juan lo malo fue que al marido le contaron sobre ese amor. El la acechó cual cazador a su presa y ella como siervita campera cuido sus pasos pero no dejo el amor los dos grandes ilusos para vivir su pasión le cubrieron los ojos al sol pero los celos del marido como llamaradas de fuego la acorralaron le cerraron la tranca y lanzaron la ilusión, el amante desesperado sentía la ausencia, buscaba su amada y ella impaciente lo esperaba. Una tarde todavía con claridad del crepúsculo el marido saco de la casa a su bella mujer tomaron el rumbo de Tuxpan caminaron ya no adentro a campo abierto ella presentía la intención, gritaba de miedo mientras el escondía sus celos y el rencor caminaron entre brechas y marañas el nada le preguntaba, ella nada decía. Al llegar a un terreno baldío se detuvieron ella inclino la cabeza por el peso de la culpa, el apretando la mandíbula se preparaba para el castigo, te voy a matar le dijo ella guardo silencio pensaba en la humedad de la arena y en las mariposas volando en medio del amor, en ese momento el la mato, cavo la fosa la enterró, cubrió el lugar con marañas y piedras y se fue. Camino sin corazón porque lo enterró en la fosa junto a ella pasaron cada vez más y más días y el güero galán se impacientaba comenzó a buscar a su amada, nadie la había visto pensó entonces en el marido mando que lo detuvieran y bajo sospecha lo encarcelo, jamás se supo si por las buenas o por las malas, pero el marido confeso la verdad y los llevo al lugar de los hechos, quitaron las piedras y la tierra y ahí estaba la bella mujer que arranco suspiros al pasar su hermosura una vez adorno las calles del barrio de san juan. El güero galán enfurecido y con los ojos llenos de lágrimas le dictó sentencia y ahí mismo lo mato, lo enterraron en la misma fosa y en la misma enterraron también los celos y la traición, pero quedo en la nostalgia  el amor. A través de los años sobre de la fosa que guarda la traición y el amor se levanta lo que hoy es el cerezo de iguala.

integrantes: 
Eduardo Mejia Garcia
Daniela Jimenez Nava
Lilia Fabiola Castillo Mendosa

                                                  LA LEYENDA DE SAN FRANCISCO DE ASIS 


En un  poblado al suroeste de iguala se encontraba la imagen de San Francisco de Asis, que cada año el día 4 de octubre bajaban para hacerle su festividad y terminando esta festividad se lo volvían a llevar  a su pueblo pero en una ocacion se presento  una fuerte lluvia que indundo parte de iguala y parte de toda la región entonces se perdió su santo y lo anduvieron buscando, lo encontraron  donde ahora es la parroquia de San  Francisco de Asis, se lo quisieron llevar pero el santo lo cargaban y estaba muy pesado , varias veces hicieron el intento de llevárselo como vieron que no lo podían cargar interpretaron los pobladores que el santo no se quería ir y por lo tanto empezaron a hacerle una pequeña capilla en lo que después se convirtió en la parroquia de San Francisco de Asis

Elaborado por:
*Jose Carlos Alonso Soto
*Jose Antonio Lopez Auilera
*Eduardo Oliver Pasos Roman
Leyenda Chencha la Mocha.m4a

La leyenda de Chencha la mocha.
En un pueblo cercano a Iguala había una pareja de esposos muy pobres.  La señora tenía la virtud o la mala suerte de ser bruja en el siglo pasado. Por aquellos tiempos la gente sabía que existían los brujos y las brujas pues había muchas personas que contaban cosas extrañas. Esa señora se llamaba Chencha y vivía con su esposo en una casa muy humilde, pero la señora era de muy mal genio ya que cuando tenía enemistades o le tenía rencor a alguien se convertía en guajolote de la siguiente manera:
Encendía una fogata en el patio de su casa, ponía unas piedras cerca de la fogata y se quitaba las piernas a partir de las rodillas pero tenía que dejarlas en una piedra para que no se le enfriaran.
Dejaba sus piernas, tomaba la forma de un guajolote y se iba volando. Cuando llegaba a la casa de la persona a la que quería perjudicar hacia lo que ella quería. A veces rompía el techo o desacomodaba las tejas. Cuando ya hubo hecho el daño que ella quería regresaba a su casa, tomaba sus piernas y se las volvía a colocar debajo de sus rodillas. Después se iba a dormir junto a su esposo. Y así fue durante mucho tiempo. Cuando alguna amiga suya deseaba causar algún mal a otras personas le pedía el favor a Chencha para que fuera ella quien causara el daño.  Entonces Chenca hacia lo mismo durante la noche, encendía una fogata, se quitaba las piernas, las colocaba en las piedras que estaban cerca de la fogata y volaba hacia la casa a la que quería dañar. Algunas veces arañaba la casa o rompía algo, hacia lo que ella quería. Y ya después se volvía humana de nuevo y así vivió durante mucho tiempo.
Una noche el esposo de Chencha se dio cuenta de que ella no estaba en su casa y que las piernas estaban encima de una piedra con la fogata cerca. Entonces el, muy enojado, arrojo las piernas de Chencha al fuego y estas se incendiaron. Cuando regreso Chencha y quiso ponerse sus piernas para volver a ser humana no pudo porque ya no estaban sus piernas y se puso a llorar muy fuerte. Entonces el esposo le pregunto porque lloraba y ella le respondió que lloraba porque le faltaban sus piernas. Que ella las había dejado allí para que no se le enfriaran y pudiera ponérselas para volver a ser humana. En ese momento el esposo le dijo que lo que ella hacia estaba mal y que no era correcto. Ambos se enojaron mucho y ella comenzó a pensar en cómo podría hacer para volver a caminar. Entonces se hizo unas almohadillas, se las amarró en sus rodillas  y así pudo volver a caminar.

Después ella no quiso estar más en el pueblo así que  vino a Iguala y aquí se dedicó a pedir limosna para sobrevivir. Pasaron algunos meses y se compadecieron de ella unas señoras que eran franciscanas. Ellas tenían una casa donde Chencha podía ser recibida. Entonces la llevaron a esa casa y le dijeron que se portara bien para que la gente le diera de comer y la trataran bien. Ahí se quedó Chencha pero seguía haciendo cosas malas cuando salía, rasguñaba a alguna niña o hacia maldades porque los niños la miraban y algunos que eran irrespetuosos la insultaban. Eso la molestaba mucho. Así estuvo viviendo durante muchos años hasta que enfermo y ya no tuvo cura alguna. Ella murió. Chencha vivió en una casa en la calle de Pacheco.  

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La mujer del puente de Tinajillas


Hace muchos años en la ciudad de Iguala, cerca del puente Tinajillas tuvo un accidente de auto una mujer que iba a casarse con un muchacho sin el permiso de sus padres, se lo habían prohibido porque el joven era pobre y ella era muy rica.
Eso no le importaba a ella, pues estaba muy enamorada y se iba a fugar con él. Antes de llegar al puente de Tinajillas el conductor del automóvil perdió el control ya que una fuerza sobrenatural tomo el volante e hizo que chocaran.

Ahora la muchacha se dedica a pedir en la carretera que la lleven a Taxco para poder casarse con su enamorado pero cuando los conductores se dan cuenta de que ella es un fantasma no la recogen sin embargo ella se sube a la cajuela y en algún tramo de la carretera ella desaparece. 

La mujer del puente de Tinajillas 2.wma La mujer del puente de Tinajillas 2.wma

Elaborado por:
*Alexa Michelle Garduño Hernández 
*Miriam Santana Bahena
*Yazleny Martinez Roa
*Felipe Cardona Bello 
ALUMNOS DEL GRUPO 303

miércoles, 5 de noviembre de 2014



EL CERRO DE LA CAMPANA
En las afueras del pueblo san juan unión, un pueblo pequeño  se encuentran situado un cerro  que posee forma de campana.
Esta leyenda data de los orígenes de la formación del pueblo San Juan Unión, municipio de Taxco de Alarcón, Guerrero, México.
A principios de la formación del pueblo, en el solo habitaban pocas familias, ahí  yacían las riquezas que heredo una familia la cual las llevo al pueblo, entre ellas  una campana de gran volumen que había sido hecha de oro, esta tenía un aspecto muy llamativo para los ojos de cualquiera, y producía un bellísimo sonido,  todos los habitantes  se regocijaban al poder contemplarla. Al ir creciendo el pueblo, los propietarios de la campana decidieron ponerla donde todos la pudieran observar, conforme pasaba el tiempo la gente le tomo un apego especial ya que esta era la mayor riqueza del pueblo y el objeto con mayor valor; Cada fin de año, la familia propietaria de esta, la hacían sonar para celebrar que un año más había pasado, y que la campana aún estaba presente en el pueblo. Y eso poco a poco se fue convirtiendo en algo especial para el pueblo y todos se reunían para apreciar el sonido.
Al suceder esto se comenzó a divulgar a los alrededores que en el pueblo yacía una campana hecha de oro, debido a esto los rumores llegaron a México hasta oídos de los españoles los cuales de inmediato movidos por la codicia se trasladaron al pueblo tratando de robarla y conseguirla a toda costa ; cuando los habitantes del pueblo se percataron de que los españoles ya estaban por llegar, le dijeron a la familia lo que se estaba rumorando, lo que decidieron fue esconder la campana en uno de los cerros que estaban situados en el pueblo; así al llegar los españoles, estos no encontraron nada. Solo la familia sabía dónde estaba escondida la campana, por el descontento de los españoles comenzaron a hacer amenazas a los habitantes del pueblo para que rebelaran la verdad sobre la ubicación de la campana, como nadie rebelo nada los españoles se marcharon y desde ese día nadie sabe exactamente  su ubicación lo único que se  sabe es que cada año nuevo suena, y de los dueños nunca más se supo.
Hoy en día cada fin de año por los cerros del pueblo donde se rumora está escondida se puede escuchar elbello sonido de esta. Y por lo tanto  se le bautizo como EL CERRO DE LA CAMPANA.

Elaboro:

  • Yessica Adriana García Estrada .
  • Karen del Rosario Sánchez Bello.
  • Josue Vital Guzmán.


Leyenda del hacendado Don Agustín Lorenzo

Leyenda  del Hacendado Don Agustín Lorenzo
                                                                                             

Cuenta la leyenda que antes de la época de la revolución, en el sur había muchos hacendados de Iguala y de más partes de Guerrero que se dedicaban a la agricultura y ganadería. Había un señor llamado Agustín Lorenzo que se dedicaba a robar, y la policía rural nunca pudo atraparlo,  la gente decía que cerca del puente de la mano existía una caverna a la cual nunca se le encontró fin, unos dicen que conducía a Buena vista y otros hasta Mexcaltepec, cuando Agustín Lorenzo robaba, acostumbraba a huir en un caballo muy veloz que parecía el mismo diablo, ningún otro caballo por más veloz que fuera le podía dar alcance y como todo sucedía en la noche no veían que pegara las patas al suelo, era como si el caballo volara, siempre hacía los asaltos al ferrocarril, a la estación del tren, ya que los pasajeros y los conductores eran gringos y llevaban el pago para los trabajos del viejo Balsas así que  cuando esto sucedía los de la región llamaban a la gente de la caballeriza. Se propusieron a capturarlo pero nunca lo lograban; un día en Iguala asaltó el tren, tomó todo el dinero y se fue con su caballo tan veloz como siempre.

La gente decía que siempre se metía a la caverna, así como si nada; justo al acabar el puente, había quienes se metían a buscarlo pero algunos nunca regresaban y otros regresaban sin nada, la gente dice que en esa caverna se encuentra todo el oro, plata y dinero que Agustín Lorenzo robaba, un día simplemente desapareció, nunca han sabido nada de él, quienes han entrado a buscar objetos de valor suelen llevar aparatos que siempre se descontrolan sin dar pista alguna de todas las riquezas de este ladrón. 

Ahora la narración de la leyenda por parte de un ciudadano de nuestra localidad:



AUD-20141105-WA0010.mp3

Elaborado por las alumnas del 303:
*Ma. de Jesús Martínez Bahena
*Karla Itzel Calderón Nava
*Sofía Mazón Gatica